“Imagina que hay una guerra y no vamos nadie” Las Hormigas teje el retrato de soldados, pobres diablos combatientes en medio de una zona de conflicto, donde, en una narrativa irónica, el escenario bélico pone en jaque su humanidad. Como proclamó con vehemencia Gandhi: “La guerra es el mayor tormento que aflige a la humanidad. Es la madre de todas las miserias”. Mientras, en medio del caos y la locura, persisten en la búsqueda de una frágil normalidad entre enfrentamientos brutales, estos guerreros son testigos del barro, el frío cortante, el hambre cruda, la muerte omnipresente, la devastación que todo lo consume y la desesperación que impregna el campo de batalla. Se ven obligados a cuestionar, como susurra el absurdo marcial, “el significado de su existencia en un mundo a merced de la irracionalidad guerrera”. Las Hormigas surge como un grito de repudio a la guerra y la deshumanización, como un desgarrador recordatorio de la fragilidad humana ante la brutalidad del campo de batalla.